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Parar para reflexionar, sentir y hacer
Después de observar cómo volvemos a la "nueva normalidad" en nuestras escuelas e institutos, me conecto con la respiración y pongo conciencia en lo que me debilita.
Respiro de nuevo y viene a mi mente releer 'Manifiesto Urgente: sostener la educación que hace al mundo insostenible', y me quedo con el último punto del manifiesto: " El sistema parece no poder parar. Pero yo como pieza del sistema puedo decidir pararme". Y aquí empieza mi reflexión.
Quiero pararme, no porque esté en contra del sistema, como un rebelde adolescente, sino porque yo no tengo porque pagar las exigencias y prisas de un sistema que no pone consciencia, ni pone los recursos necesarios para que podamos trabajar en condiciones de calidad, ritmos relajados y saludables con los ritmos de vida de los adolescentes.
Con parar no quiero decir que no quiera hacer mi trabajo de orientador, tutor y docente , al contrario, con pararme me refiero a poner conciencia en el cómo enseño, para qué y porqué.
Y si pongo prisa en enseñar, no estoy enseñando, sino que siento que estoy tapando déficits de un sistema que no pone conciencia. Creo que priorizar la calma, la conciencia, la serenidad, generar espacios de trabajo relajados, climas tranquilos, donde el alumno pueda sentir su ritmo vital, qué quiere aprender, y cómo lo quiere aprender, no niega el trabajo del profesor y del currículum. Al contrario, según mi experiencia, escuchar las necesidades de aprendizaje de los alumnos y atender a su curiosidad y sus emociones, me facilita adaptar mejor el currículum a la diversidad de intereses y motivaciones.
Autor: Juan Manuel Fernández Rodríguez. Professor ( orientador) d'un institut del departament d'ensenyament de la Generalitat de Catalunya i membre de CEI Tarragona.
Comentarios
JIMENA
11 Noviembre 2020 - RESPONDER
Me hace mucho sentido tu texto. El sistema no para, no nos deja respirar y como docentes debemos estar para ellos como robots sin siquiera ver las necesidades de nuestros estudiantes. Espero cada uno transite en el camino de la calma en la enseñanza con corazón y seamos quizás un poquito rebeldes para no dejarnos llevar por esta máquina sin alma que se hace llamar educación en "nueva normalidad". Saludos desde Chile